domingo, 14 de junio de 2009

JUEGOS

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Luces
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De una caja de Rasti, hacía surgir puentes, teatros, museos, canales de televisión, hoteles, plataformas petroleras, molinos de viento, barcos y catedrales que siempre quedaban inconclusos porque nunca alcanzaban los ladrillitos para completarlos. Entonces sobrevenía la catástrofe, y los edificios y vehículos estallaban y se hundían en un magma de geométricos bloquecitos de colores.
Inevitablemente surgían las ciudades, que sembraba de arbolitos de pasto, autitos de juguetes y carteles dibujados con fibras de colores y alambres de cobre.
Si la ciudad había sido fundada en verano, tenía mayores posibilidades de supervivencia, porque por las noches cazaba luciérnagas que aprisionaba en blisters usados de aspirinas para que las calles y las torres tuvieran luz propia.
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Arqueología
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Salía a explorar las montañas de escombros que de las refacciones y demoliciones iban a parar a los baldíos. Buscaba mi propia Troya, un pequeño Valle de los Reyes, para así fundar mi museo.
De aquellos “yacimientos” surgían fragmentos fascinante, mayólicas de colores que habrían pertenecido a alguna casona, esquirlas de platos soperos en los que se observaba un árbol azul, cuellos de botella ambarinos, astillas de maderas nobles, oxidadas cerraduras lobuladas, restos de cornisas y balaustres descascarados, que yo atribuía provenientes de un enterratorio real y que rescataba y recomponía para su futura exposición. Por ese entones, las piquetas inventaban rompecabezas para mi imaginación.
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Vuelos
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Tras las tormentas, las calles de tierra se convertían en arroyos. Para mis ojos, el suelo cobraba otra escala y desde mi estatura, se transformaba en un planeta a explorar desde una nave.
Salía a caminar al atardecer, apagado el arco iris veraniego, para realizar el reconocimiento de esa inexplorada geografía a la que iba nominando con cada paso: el “Delta de los cristales esmeraldas” (una cuneta atravesada por las esquirlas de una botella), la “Cascada de la espuma tornasolada” (el resalto de un desagüe con aguas aceitosas), el “Bosque de las encinas inmortales” (una matita silvestre en la vereda del campo), el “Lago de los gigantes” (una serie de pisadas llenas de agua).
Los vuelos podían realizar hallazgos increíbles, la presencia de una fauna monstruosa (sapos) y de vestigios pertenecientes a culturas desconocidas: una baldosa rota, en medio de la calle, se convertía en una misteriosa fortaleza…
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8 comentarios:

Unknown dijo...

Walt, yo también jugaba con rastis. Pero veo que vos tenés la vocación de arquitecto de chico, porque yo hacía más naves espaciales, robots y otros bichos, los cuales eran manejados por unos muñequitos de plástico, más específicamente unos bebitos terroríficos. Una cosa muy rara.

Arqueología no hacía mucho, pero siempre había esperanza de encontrar algún tesoro en las montañas de escombros de las obras...

Vuelos, me hizo acordar a ver las cosas desde el punto de vista de las hormigas, jugar a ser Dios (un dios maligno más que nada, jajaj, que asesinaba hormigas porque sí) y por otro lado a 'crónicas marcianas', por los paisajes fantásticos.

Abrazo walt!

Walterio dijo...

Ocideref: Esto se me ocurrió desenterrarlo después de ver que en "Up" aparece el mismo juego de los "vuelos".

Rasti monopolizó mi infancia y yo era muy ñoño armando un museo de bellas artes, pero también hice naves espaciales y barcos que encallaban en islas con monstruos gigantes (mucho cine de clase B).

Como ya te conté alguna vez, el fondo de mi casa estaba repleto de cosas raras que se me iban ocurriendo: el enterratorio de un pájaro a la usanza egipcia (con sarcófago, pirámide y tesoros), un cementerio de mariposas (otro antecedente de mi veta mortuoria), una acrópolis inconclusa con partenón de papel (de quita y pon, por las lluvias), una ciudad semaforizada, dos predios feriales en miniatura con canales, fuentes, lagos artificiales y pabellones de exposición que ni en Feriar los encontrás y un telesférico que escalaba una montaña de ripio donde cultivaba los jardines colgantes en miniatura. Creo que tenía algún complejo de Gulliver porque soñaba con mi propio reinado liliputiense.

nella dijo...

Definitivamente tu vida estaba signada por la búsqueda, la construcción y el juego con los materiales-letras.
Muy bueno!

Walterio dijo...

Nélida: Creo que se convirtieron en pasiones.

muchasmiradas dijo...

De chiquito ya se asomaba la profesión.

Yo me la pasaba cantando,no soy cantante pero soy profe de música.:)

nella dijo...

walterio, como hablamos de juegos, hay un meme que dejé para vos en mi blog, si te apetece lo tomas hombre y juegas.
Besos

Walterio dijo...

Muchasmiradas: Pero qué lindo! En cambio yo, no vine con el gen de la interpretación musical, debo conformarme con ser un oyente.

Walterio dijo...

Nélida: ¿Un juego? me despierta curiosidad, veremos de qué se trata.