MUERTE

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Mírala desencajada,
en la mandíbula le tiemblan
los ataúdes corruptos.
Danza con risa ahogada
y se arroja ebria, loca
a los brazos calientes.
Se vacía los ojos
sonríe espasmódica
y palpa los tejidos
húmedos de vida…
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Bajo las placas grabadas;
de lecho en lecho,
envuelta en las sábanas,
el ritual palidece.
Caída la máscara,
Ella devora los despojos
y se queda dormida
entre los brazos helados
aferrada, satisfecha, viva.
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25-10-1989
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