sábado, 14 de abril de 2012

PORTEÑÓPOLIS

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Todo en Buenos Aires parece multiplicar su escala, nada es modesto y la desmesura alimenta nuestra sed mitológica de pasados y futuros alternos.
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Todo en Buenos Aires se abigarra, se acumula y recicla hasta la exasperación para que las historias vuelvan a trenzarse en una nueva anécdota y el hastío naufrague en la oscuridad.




Todo en Buenos Aires se superpone y desentierra, se vuelve raíz y cimiento para embalconarse enramarse y asomarse al cielo urbano de un infierno imperfecto.