martes, 30 de septiembre de 2008

CACTUS

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Elongarme sediento
y florecer
a brazo extendido…
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Entre las piedras,
duele tanto la sequía,
que apenas consigo del sol,
un matiz para la seda
de mis corolas;
y de la lluvia,
el trago escaso
que dilate mis venas.
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Por eso…
debo espinarme
ante la soledad del desierto.
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..................................................12 -11-2004
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lunes, 29 de septiembre de 2008

POSTALES

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Y pronto,
el océano...
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un pasillo
de agua en
la casa.
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Fotografías:
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........1. Perfiles ondulantes
............de titanio.
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........2. Cirios de mayólica,
...........grúas.
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........3. Mecano,
...........escala uno en uno.
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........4. Capiteles decapitados,
...........fornice.
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Y tal vez
el cielo, otro,
pero el mismo.
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El mismo
cielorraso
de cada mañana.
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..............................Diciembre de 2000
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sábado, 27 de septiembre de 2008

ARAXIA

“La memoria es redundante: repite los signos
para que la ciudad empiece a existir.”

ITALO CALVINO:
Las Ciudades Invisibles.
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En Araxia, ciudad euclidiana, la línea se quiebra lo indispensable para formalizar la catenaria de un cable; el plano se pliega en la esquina y se perfora en una ventana que se abre a otros volúmenes acromáticos.
El espacio urbano podría calificarse con una sola palabra: mínimo. El necesario para organizar una vida silenciosa y ascética.
Así de uniforme es la vida en Araxia, sus habitantes deambulan sin recordar el pasado, sin aventurar un futuro. Apenas retienen los fragmentos crepusculares de cada instante, y así mismo, como insectos que jamás conocerán la noche, cada mañana renuevan su presente, sin evocar la jornada concluida. Por eso, quizás por instinto, apelan a recursos tan triviales, como anudarse una cinta negra en el dedo índice, o dibujarse con tinta china, una estrella en la palma de la mano, así hasta el día siguiente, en que la marca deja de tener significado.
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El museo de Araxia es tan blanco y geométrico como el resto de sus edificios, sin embargo seis de sus siete salas, se hallan vacías.
La séptima sala, exhibe en el muro sur una colección de cintas negras anudadas, que alguna vez intentaron aferrar al presente un compromiso con el futuro o una deuda con el pasado. En el muro norte, sobre un largo estante, en perfecto orden y en botellas idénticas, se conservan las lágrimas de su gente...
¿En qué momento, los habitantes de Araxia, redujeron la vida a tal mínima expresión? Nadie lo puede responder.
Si al patrimonio de Araxia, lo constituyen las lágrimas del olvido y las señales del desencuentro, es algo que aún se puede discutir.
Hay quienes opinan que la alegría y la tristeza, la esperanza y los sueños de otro tiempo, alguna vez se confundieron y quizás por eso los habitantes de Araxia, decidieron renovar la memoria a diario, para no recordar que tarde o temprano, todo perece.
Otros, los más optimistas, sienten que la verdadera identidad de Araxia, aún no ha sido capturada en la séptima sala, porque después de todo, en la efímera carcajada, que de tanto en tanto a los araxianos se les escapa al darse cuenta que absurdamente tienen anudada una cinta negra en el dedo índice o una estrella pintada con tinta china en la palma de la mano, se encuentra la verdadera medida de su tiempo...
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(Escrito el 15-06-2005 para dar una clase sobre patrimonio en la asignatura Arte e Industria Cultural del IPEM 97 Independencia).

miércoles, 24 de septiembre de 2008

martes, 23 de septiembre de 2008

GLOBOS

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Un alambrado me separa del campo de soja desde hace décadas, un desierto de hojas envenenadas que se renuevan y que muchas veces crucé en mi adolescencia para alcanzar el arroyo en busca de helechos y vestigios de comechingones que jamás hallé o para plantar algún mimbre.
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El agua ha inscripto su memoria genética en mi propia historia.
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Un rectángulo verde, un rectángulo pardo, un campo de batalla que conquistaban las víboras, liebres e iguanas cada vez que las sembradoras suspendían por una temporada sus mandobles en la tierra cansada.
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Durmiendo acometían otras escenas:
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¿Cuántos globos azulados
expondrá a los mediodías.
el arado implacable?
¿Cuántas palomas de fuego,
regresará a las tormentas
la cosechadora infame?
Porque los caballos blancos
vuelan bajo sobre el campo.
Porque los nueve astros rojos
se alinean al sudoeste.
Porque los caballos negros
cubren de luces la noche;
y el monte espera indolente
el relámpago de una luciérnaga.
..................................................12-9-1988
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Pero también descendían extrañas naves, florecían origamis, se acababa el mundo… con las sierras de fondo, el alambre de púas oxidadas en primer plano y una banda de sonido wagneriana.
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Cierta mañana mientras desayunaba, un curioso sonido sobrevoló la casa y apenas unos minutos más tarde, por la ventana pude ver un globo aerostático verde y blanco que se posaba tras la copa de algunos árboles, más allá del mar de soja.
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Puede que el territorio de los sueños a veces extienda su soberanía hasta el nuestro.
Puede que la mirada insista en recuperar aquellas imágenes que solo se contemplaron con los ojos cerrados.
Puede que la palabra sea el eje para conciliar la belleza extraviada del mundo onírico con la trivialidad cotidiana.
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